Alethia: doxa sobre el servidor público
- Escrito por Sergio Grullón
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Andar en taxi no es malo. Todos nos hemos trasladado en Uber, Metro, carro público, bicicleta, burro, o a pie. Sandino, el señor con el bultico negro entrando al taxi, está feliz de poder servirle a su país. Su orgullo es que con casi 90 años tiene un módico espacio desde donde puede soñar en una dependencia del estado de la que fue ministro. Sin claudicar ante una burocracia que no lo termina de poner de rodilla, su ejemplo inspira.
Recién llegaba, cuando él salía. Yo más joven solo viendo oscuridad, él conocedor de los conturbenios políticos y receptor de vituperios por ser él, viendo luz.
En un país donde se busca la peca al justo y nos tapamos los ojos ante lo putrefacto, donde el charlatán alegra y el serio oprime, donde quien debe servir se sirve y quien quiere servir no sirve, donde el politocón decide sin pensar y quien se la pasa escribiendo es por errancia de pensamiento, Sandino rompe la doxa de que todo el que entra a la administración pública es para enriquecerse.
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