Más preguntas sin respuestas

Allí, la gran mayoría desnudan hasta su alma. Entonces digo ¿cuál, es el propósito? ¿O es que, acaso mi generación, los que nacimos en los años 60 del siglo pasado nos hemos quedado tan atrás, pero tan atrás que no alcanzamos ver los propósitos de esta nueva generación, al expresarse y al actuar?

Siento que vivimos en mundo paralelos, como si fuera en dimensiones diferentes, lo que hace  preguntarnos, ¿es que acaso no son continuadores de nosotros? ¿Dónde les fallamos? ¿dónde perdimos el hilo conector de la continuidad de la sociedad que creíamos buena y que seguimos creyendo?

¿Será que acaso había un currículum oculto de la continuidad social diferente al que promovimos, basado en la solidaridad y la justicia social, en la equidad, en fin,  en la sana convivencia, en un mundo mucho mejor que el que nos tocó construir? ¿Qué sectores de poder vieron lesionado sus intereses?

Soy de creencia de que estos estereotipos se trabajaron desde la sombra, a través de los medios tecnológicos, crearon necesidades ficticias, derechos sin deberes a través de la psicología, promovieron ideología de género donde hasta la definición de varón y hembra se pone en entredicho, porque usted no tiene que  nacer fisiológicamente varón o hembra,  porque es una decisión que usted tomará cuando crezca.

Quienes actúan bajo la sombra tienen un propósito final con esta forma de accionar y de promover derechos que eran impensables, lo que  al final se expresa es un despropósito en función de la existencia y de la humanidad y la construcción de un mundo diferente.

Es hora de que los pensantes sociales, es decir, quienes nos hacemos llamar actores de primer orden, trabajemos ahora para parar o para integrarnos a esta nueva forma de convivencia, lo demás, es lo demás en esta gran jungla en la que poco a poco nos vemos perecer.

 

El autor es abogado, politólogo y escritor.