Ciudades esponja: una estrategia ecológica y resiliente para el desarrollo urbano en la República Dominicana
- Escrito por Darlin Tiburcio Jiménez
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- Publicado en Opinión

Luego de varias jornadas intensas de observación técnica y aprendizaje en el Seminario sobre la Construcción de Ciudades Resilientes y Verdes en la República Dominicana, desarrollado en China, podemos afirmar que la República Dominicana enfrenta una encrucijada que no puede seguir ignorando. El modelo de ciudad esponja, ampliamente aplicado en más de 30 urbes chinas, representa una alternativa real y urgente para enfrentar los desafíos ambientales y urbanos que se agravan en nuestro país con cada temporada ciclónica.
No se trata de una teoría futurista ni de una solución inalcanzable. Lo que hemos observado y analizado en ciudades como Chizhou, Shanghái y Suzhou es el resultado de una voluntad política sostenida, una visión de planificación a largo plazo y un compromiso técnico con la vida urbana. En cambio, en la República Dominicana seguimos viendo, año tras año, cómo las lluvias colapsan nuestras ciudades, cómo la escorrentía arrastra vidas y pertenencias, y cómo el crecimiento urbano continúa avanzando sin dirección ni regulación ecológica.
Desde 2016 hasta la fecha, el país ha sido afectado por al menos ocho tormentas y huracanes de gran impacto, entre ellos Irma, María, Laura, Elsa, Fiona y Franklin, además de múltiples vaguadas que han provocado inundaciones devastadoras, sobre todo en zonas urbanas como Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal y La Vega. A esto se suma un problema estructural: más del 55 % del agua potable se pierde por fugas, mientras vastas zonas rurales y urbanas sufren escasez o contaminación del recurso. La presión sobre nuestros acuíferos es crítica y el deterioro ambiental avanza silenciosamente.
Durante nuestra estadía en China, observamos cómo el modelo de ciudad esponja no solo gestiona el agua con eficiencia, sino que transforma el paisaje urbano, reconcilia la ciudad con la naturaleza y reduce de forma considerable el riesgo ante desastres naturales. Jardines pluviales, techos verdes, pavimentos permeables, corredores ecológicos y lagunas artificiales multifuncionales son parte de una infraestructura que, sin ser costosa, está diseñada para absorber y reutilizar el agua de lluvia, reducir la temperatura urbana, y sobre todo, proteger la vida humana. Lo más impresionante es que estas soluciones se implementan incluso en barrios densamente poblados, mediante intervenciones modulares y participativas.
En China, ciudades como Wuhan, Shenzhen, Ningbo y Xiamen se han convertido en modelos internacionales de referencia en la implementación del concepto de ciudad esponja. Wuhan, por ejemplo, ha transformado más de 38 áreas urbanas en zonas capaces de absorber hasta el 70% del agua de lluvia, mitigando inundaciones que antes eran recurrentes. Shenzhen ha desarrollado corredores verdes urbanos que conectan zonas ecológicas, permitiendo que el agua se filtre naturalmente en grandes parques urbanos multifuncionales. En tanto, Ningbo ha restaurado humedales degradados para convertirlos en amortiguadores naturales frente a crecidas. Estos ejemplos demuestran que el modelo es escalable y replicable en contextos tropicales como el nuestro.
En la República Dominicana, sin embargo, la planificación territorial sigue siendo un eslabón débil. A pesar de contar con leyes como la 368-22 sobre ordenamiento territorial, y de los esfuerzos de algunos municipios, la ausencia de una visión integrada y ecológica nos hace vulnerables. Ciudades como Azua, Mao, San Pedro de Macorís y Santo Domingo Oeste, que enfrentan constantes inundaciones y fragilidad climática, deberían ser las primeras en implementar planes piloto que integren los principios de las ciudades esponja.
Esto exige que tanto el gobierno central como los gobiernos locales asuman un compromiso ineludible: planificar con responsabilidad, anticiparse a los eventos extremos, y garantizar el bienestar de las presentes y futuras generaciones. No se trata solamente de salvar infraestructuras, sino de salvaguardar vidas. Cada metro cuadrado impermeable que construimos sin planificación, cada drenaje obstruido por el abandono, y cada árbol que se tala sin reforestación, aumenta el costo social de la inacción.
La experiencia china nos demostró que los grandes cambios comienzan con decisiones firmes. No se requiere ser una potencia económica para adoptar estas soluciones; se requiere voluntad política, normativas claras, cooperación técnica y una ciudadanía informada. Convertir nuestras ciudades en espacios resilientes, sostenibles y protectores es posible. Pero el momento de actuar no es mañana. El compromiso es hoy.
Opiniones especializadas: una voz desde la experiencia internacional
"Una ciudad verdaderamente resiliente no se construye con concreto, sino con conciencia ecológica. El modelo de ciudad esponja no es solo una respuesta técnica ante el cambio climático, sino una nueva forma de pensar la relación entre el ser humano y su entorno. En países como la República Dominicana, donde los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes, este modelo puede ser la clave para evitar catástrofes y al mismo tiempo regenerar el tejido urbano. Pero no basta con copiar estructuras; es necesario comprender el espíritu del diseño ecológico y adaptarlo a la cultura, al clima y a las capacidades locales. Solo así la planificación urbana dejará de ser reactiva para convertirse en un verdadero escudo para la vida".
Wang Dong, Director del Centro Ecológico de Diseño Local de Beijing, Profesor de la Escuela de Arquitectura y Diseño del Paisaje, Universidad de Pekín
En síntesis, lo aprendido y observado en este seminario no puede quedarse en el plano de la teoría o el asombro. Es necesario traducir ese conocimiento en propuestas concretas, adaptadas y aplicables. Las ciudades esponja son una solución posible y urgente, y su implementación en la República Dominicana debe ser una prioridad nacional si aspiramos a construir un futuro más seguro, resiliente y sostenible para todos.
¿Estamos dispuestos, como nación, a rediseñar nuestras ciudades y priorizar la vida antes de que la próxima tormenta nos obligue a hacerlo por la fuerza?