Turismo y conservación: el valor del co-manejo para los destinos sostenibles
- Escrito por Ana García-Sotoca Pascual
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- Publicado en Medioambiente
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En los destinos turísticos maduros, la sostenibilidad es una necesidad estratégica. La gestión de áreas protegidas en la República Dominicana está a cargo del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, conforme a la Ley 202-04 sobre Áreas Protegidas y su reglamento de co-manejo. Sin embargo, en los últimos años, este ministerio ha dado un paso decisivo: abrirse al trabajo conjunto con el sector privado para fortalecer la protección de nuestro patrimonio natural.
El co-manejo es un modelo de gestión ambiental que permite la administración compartida de áreas protegidas entre el Estado y actores privados o comunitarios. Esta corresponsabilidad institucional busca fortalecer la conservación de los ecosistemas a través de acuerdos de largo plazo, con roles claramente definidos y beneficios compartidos. La experiencia de La Romana es prueba de que esta alianza puede generar resultados tangibles y sostenibles.
La Asociación de Hoteles La Romana–Bayahibe (AHRB) y el Clúster Turístico La Romana–Bayahibe (CTRB) representan el corazón institucional del turismo local. La AHRB agrupa a los grandes inversionistas del sector —hoteles, desarrollos inmobiliarios, puerto y aeropuerto— con el propósito de garantizar un desarrollo turístico sostenible y competitivo. Por su parte, el CTRB articula a más de 100 actores públicos, privados, comunitarios y técnicos que inciden, directa o indirectamente, en la experiencia turística del destino. Desde la AHRB y el CTRB hemos asumido el compromiso de convertirnos en aliados institucionales de Medio Ambiente, colaborando en la gestión técnica, financiera y operativa de áreas protegidas claves para el desarrollo del destino. Esta colaboración no sustituye el rol del Estado, lo potencia: suma capacidades, descentraliza esfuerzos y asegura una gobernanza más participativa.
La primera experiencia fue el co-manejo de Padre Nuestro, una zona crítica porque resguarda el acuífero que abastece de agua potable tanto a hoteles como a comunidades. A inicios de los años 2000, la ocupación informal de la zona generaba un riesgo ambiental severo. La AHRB lideró un proceso ejemplar de reubicación de 179 familias con apoyo de USAID, IDDI y el Gobierno Dominicano. Se compraron terrenos, se construyeron viviendas dignas, se protegió el entorno y se desarrolló un sendero ecoturístico y arqueológico que aún hoy genera oportunidades para guías locales.
En 2024, renovamos el acuerdo de co-manejo con el Ministerio de Medio Ambiente y dimos inicio a un proceso de readecuación integral del área. Esta nueva etapa busca poner en valor la zona y fortalecer su rol como alternativa sostenible al turismo de masas. En un mundo donde el acceso al agua será uno de los principales desafíos para el turismo global, proteger Padre Nuestro es también garantizar la resiliencia del destino. Y hacerlo de la mano del Ministerio es un mensaje claro: en La Romana, el sector turístico no elude responsabilidades, las asume.
El segundo gran avance ha sido el co-manejo del Santuario Marino Arrecifes del Sureste (SAMAR). Por primera vez en el país, el sector privado asume junto al Estado la gestión de un santuario marino, con participación de la AHRB, el CTRB, Fundación Central Romana y FUNDEMAR. El alcance es amplio: restauración de corales, monitoreo de megafauna, educación ambiental, inclusión de pescadores artesanales y promoción del buceo sostenible. Esta alianza pionera consolida un modelo replicable para otras áreas costeras del país.
Ambos casos —Padre Nuestro y SAMAR— demuestran que el co-manejo no es solo viable, sino transformador. Permite alinear agendas públicas y privadas, canalizar inversión técnica y económica, garantizar vigilancia constante, diversificar la oferta turística e integrar a las comunidades como parte activa del modelo de conservación.
La clave está en el marco normativo y la voluntad política. La Ley 202-04 y su reglamento de co-manejo brindan las bases legales para este tipo de alianzas. Pero lo más importante es la actitud institucional del Ministerio de Medio Ambiente, que ha entendido que la conservación requiere sumar actores, no excluirlos. En ese terreno fértil es donde La Romana ha construido un modelo de gobernanza colaborativa con visión de largo plazo.
Hoy, el destino no solo destaca por su posicionamiento turístico, sino por su madurez institucional. La sinergia entre el Estado, los empresarios y las comunidades ha generado una hoja de ruta clara, con impacto ambiental, económico y social. Ya no hablamos solo de conservar, sino de transformar el destino desde una sostenibilidad real, medible y compartida.
El turismo del futuro exigirá trazabilidad, gestión responsable y coherencia entre discurso y práctica. En La Romana, estamos demostrando que el co-manejo es una de las herramientas más poderosas para lograrlo. Porque cuidar lo que nos da vida no puede ser una opción: debe ser parte del modelo de negocio y del contrato social del turismo.