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Tirar piedras al pasado es gritar justicia en el presente

En el año 2000 haciendo un levantamiento para un documental sobre Casa de Teatro tuve acceso en el Archivo General de la Nación y la Biblioteca Nacional a cientos de periódicos de la década de 1970.

Por Clara Morel

Recién mi padre había sido asesinado. El dolor y la impotencia me embargaban. Padecer el calvario de la búsqueda de justicia en RD es un mal que no le deseo ni al peor de los seres humanos. Por eso calaron tan hondo en mi las historias de las madres y esposas de los muertos y desparecidos del régimen balaguerista que desfilaron ante mis ojos durante las largas horas de investigación.

Mi propio padre me hablaba de la época con la rabia de los que intentaron resistir y habían sido derrotados con el "vuelve y vuelve" , de los que se sintieron fusilados con el Frente Patriotico. Para él Balaguer era un monstruo perverso, ruin, asqueroso, brillante pero patético. Su profundo odio hacia el "Doctor" me sorprendía, pues no era mi padre una persona de animadversiones. No se cansaba de hablarme de la época, de como un estudinate era casi un delincuente, de lo que le hacían a quienes encontrarán pegando afiches, de como salvo su vida milagrosamente un día que casi lo encuentran a él.

También me contó del desorden, de los desacuerdos, de la perversidades de la izquierda, de algunos líderes estudiantiles hacia los que siempre tuvo sospecha, refiriendose a Roberto Santana y otros que luego de las expresiones radicales de la izquierda pasaron a las filas del PLD. En fin, que me parecía exagerado su discurso, qué tan malo podía ser Balaguer, si lo habían vuelto a elegir, si siempre decidía él. Meses después de su muerte me tocó enterarme por qué tanta rabia.

Me tocó entender en las historias de estas mujeres por qué su odio. Cientos de fotos, miles de articulos. El horror de una época terrible, que hay hoy nadie recuerda. Ni un solo procesado por esa ignominia, ni un solo condenado. Milo Jimenes, Perez y Pérez, Nivar Seijas, todos morirán sin pisar la cárcel, a pesar de sus atrocidades. Pero aún, recibiendo reconocimientos de los actuales incumbentes de las fuerzas armadas. Tirar piedras al pasado es gritar justicia en el presente, es construir hoy un mejor futuro.

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