El manejo de las emociones es el elemento más importante de la personalidad, en razón de qué explica la tendencia de algunas personas a ser más vulnerables a problemas de depresión y ansiedad cuando se encuentra con situaciones estresantes y se ha relacionado, con mayor o menor incidencia en las diversas áreas de la vida así como con la capacidad de manejar, por lo general, la propia existencia.

Si bien es cierto de que no se trata de cómo se desarrollen los eventos, sino cómo se asimilan, no es por qué, cómo y cuándo sucedan, sino dimensión que se dé y el período de tiempo durante el cual afecte a la persona.

Por ejemplo, perder un amor o una oportunidad, su efecto dependerá de la trascendencia y tratamiento mental que le concedamos, está la posibilidad de considerarlo negativo, triste e inclusive doloroso; pero también la opción de considerarlo positivo, como un desafío, que abre la oportunidad de comenzar nuevas y mejores emociones y opciones que conllevan mejor calidad de vida y felicidad.

Evidentemente, tener estabilidad emocional ayuda al disfrute de buena salud mental, y a ser feliz, con mejores relaciones interpersonales.

Es la diferencia que marca el éxito o el fracaso en la vida social y en los negocios. En la sociedad este aspecto es determinante, las personas que emocionalmente son sanas tienen control sobre sus pensamientos, comportamientos y sentimientos, lo que se resume, en fin como inteligencia emocional.

Con la estabilidad emocional, se marca la diferencia entre el éxito, la aceptación y triunfo en la sociedad, así como la autoestima, que es el poderoso motor que lleva a la felicidad.