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No sólo la Bienal ni la Feria del Libro naufragan, es la cultura, ¡somos todos!

Con el interés de aportar al debate sobre la recién inaugurada XXVII Bienal de Artes Visuales, publicamos el artículo de Miguel de Mena, publicado en 7dias.com.do

Al parecer no salimos de una. Al parecer las actividades culturales, sea cual sea su carácter, estarán marcadas por el sello "escándalo". Puede ser así o no ser así, porque cultura y gente y ganas de patalear siempre ha habido y siempre habrá. Ya sea el mismo Ministerio de Cultura o instituciones como ACROARTE, para sólo poner el nombre de la institución más neurotizante y kitsch que tenemos en el  país. Pataleo aparte, diré que esa costumbre de quejarse tiene una razón esencial: la carencia de una concepción sostenible de "Cultura" en el Estado es estructural.

Ya lo sabemos: lo "cultural" es el espectáculo. Cuando Hugo comenzaba a recoger los cables, fuera el show en Casa de Teatro o en Bellas Artes, cuando nos juntábamos con Hugo en el SoHo o en Drake's o en cualquier otro antro de La Zona, sabíamos que "la cultura" se había acabado y que las cervezas tenían que destaparse.

Las dos actividades más relumbrantes del Ministerio de Cultura desde tiempos prehistóricos –desde que la Cultura no era  Ministerio-, eran la Feria del Libro y la Bienal de Artes Plásticas. A pesar de los ríos de tintas y bytes y de lo evidente que es, la Feria y la Bienal se siguen presentando en su lado rosa por los millones de participantes y los cientos de actividades, casi casi rompiendo el marcador para un posible acceso al Guinnes aquél.

Pero después que se desmontan las casetas y que Hugo vuelve a recoger los cables, ¿qué queda? Quedan las fotos de los funcionarios, los diplomas de autobombo, la sensación de que nos quieren tomar como estúpidos o realmente ellos se creen el libreto que los funcionaritos de turno les han preparado para la ocasión.

Antropólogos, sociólogos, politólogos, gente sin título pero con más de tres dedos en la frente, han dicho lo mismo: "cultura" no es sólo "espectáculo". Y lo han –lo hemos- dicho insistentemente. Los funcionarios de antes y de ahora, y al parecer los de siempre, le harán tanto caso a esta frase como un faquir hindú a un menú de McDonalds.

Ahora que hablamos de la Bienal diré que la Bienal es un modelo fallido. Si lo que se quiere es tomar una foto cada dos años con artistas que prometen y artistas consagrados, dejando caer un par de lágrimas por los artistas muertos en el ínterin, entonces está bien. Cada quien hace lo que puede. Si se quiere aplicar un concepto de "sostenibilidad", entonces hay que hacer algo al parecer bien difícil, sino imposible, para nuestros funcionarios: oír otras veces, dejar la paranoia esa de pensar que ante toda idea contraria lo más prudente será correr a los búnkeres.

Si para esto es que sirven las bienales, entonces nos tendrían que dar una medalla, porque por lo visto estaremos haciendo grandes aportes a la teoría del arte y de paso, confirmando la idea generalizada del país dominicano, entre un "sonríale al turista", "el correo funciona" y "Santo Domingo No Problem".

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