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De tío Julio nunca se supo nada

Todo quedó en historias de  caminantes. Anda en mi memoria, yo era muy pequeña, soy de las nacidas con la Revolución del 65. A tío Julio no siempre se le veía en la casa, recuerdo que dormía en una cama pequeña, como esa que usan los niños, con espaldares de madera, el color era como caoba.

"están en algún sitio / nube o tumba

están en algún sitio / estoy seguro

allá en el sur del alma

es posible que hayan extraviado la brújula

y hoy vaguen preguntando preguntando

dónde carajo queda el buen amor

porque vienen del odio" Mario Benedetti.

 

La casa de mi abuela, era como una de esas casas de muñeca, era linda, pequeña, de madera, techada de zinc, sala-comedor, cocina fuera y letrina en otro extremo, y un escaso patio. Quedaba en un pequeño alto que se subía a través de escalones y luego la acera de gris y suave piso, tenía una sola habitación que era amplia y oscura, nunca vi las ventanas abiertas.

En la sala repleta de artesanías, pues Abuela viajaba a Haití y otros países del Caribe, en su labor de comerciante a comprar mercancías que luego vendía; recuerdo que se hacían muchas tertulias informales, muchos muchachos, jóvenes hippies, no recuerdo muchachas, se sentaban a conversar  y la Abuela compartía su almuerzo que era como los de los cubanos, en la tardecita, allí hablaban y compartían muchachos que luego devinieron a sindicalistas y diputados, luego, años después, a algunos de ellos me lo encontré en la CGT y en la esfera política.

A tío Julio lo recuerdo en su camita, estaba en el extremo norte de la habitación, en el centro estaba la cama de mi Abuela  y en el otro extremo había otra cama pequeña, la cama grande era la de la abuela y tenía rueditas, y mi placer era subirme en la cama de tío Julio y empujar fuerte con mis pies la cama de la Abuela, que ante el impulso chocaba con la otra cama y abuela Luz me peleaba y yo me reía.

No es mucho lo que recuerdo de tío Julio, me llevaban a visitar a la Abuela en vacaciones y algunos domingos, dividía el tiempo con la Bisabuela, vivían cerquita, y la casa de la Bisabuela era la morada, la de la Abuela era a ratos, recuerdo como la Bisabuela me mandaba a buscar "el tente allá". Y yo reclamaba a la Abuela que me lo diera que me quería ir.

No recuerdo la voz de Tío, tampoco recuerdo su sonrisa, su rostro me he un poco difuso, si recuerdo su color, era negro, para más claridad del racismo dominicano era indio oscuro, de pelo crespo y un poco afro, ni muy alto ni muy bajito, era fuerte no era flaco, flaco.

No sé si era intro o extrovertido, él pasaba muy poco tiempo en la casa, me llegan imágenes muy difusas de la Abuela reclamándole, peleándole, no sé si era por el tiempo que pasaba fuera.

Lo que sí recuerdo es que tío Julio no lo volví a ver más, que mi Abuela lloraba, que mi Abuela lo buscaba, que preguntaba y preguntaba y preguntaba. Que los 31 de diciembre a la 12 de la media noche mi Abuela caía en un sólo ataque y lloraba y lloraba.

Tío Julio lo desaparecieron, la casa no volvió a ser la misma jamás. Los muchachos no volvieron a ser los mismos jamás.

Recuerdo los viajes de su hermana  a donde los videntes para que le dijeran donde estaba su hermano perdido:

Que está en Puerto Rico,

que está bien,

que lo vieron allá.

En las imágenes siempre había un barco. Otros, que se fue en un barco a Panamá, fueron muchos pero muchos los lugares que decían que lo vieron.

Con el tiempo el tío Virgilio –ya fallecido- y hermano más pequeño, me contó que tío Julio era político, que fue militante del MPD –Movimiento Popular Dominicano-, y que se cuenta que una noche en el barrio de Gualey fue interceptado por unos matones de la "banda colorá" que le cayeron atrás, que él corrió por unos callejones y cómo en ese tiempo la gente usaba la basura en lata, él por error, en la corrida, metió un pie en una lata, y no pudo sacar el pie, con el tan, tan, del correr lata en pie, le fue imposible quitarse a los matones de atrás y fue agarrado.

En el barrio muchos hablaban en secreto que esa fue la última noche que se vio a tío Julio. Que a tío Julio lo mató la "banda Colorá", shsisshiis.

No sé si la Abuela supo ésta historia, sólo sé que lo buscaba y buscaba y le preguntaba a todo el que viajaba si lo vieron, el Tío me cuenta que la gente para aminorar su dolor le decía que lo vieron en cualquier país cercano.

Eran tiempos del "tirano ilustrado", tiempos de mucha intolerancia política, de prohibiciones y abuso de poder, de asesinatos, de los jóvenes valientes haciendo vida cultural y política desde los clubes culturales, desde la sufrida izquierda dominicana, y jóvenes que aparecían matados en nuestras ciudades, campos y cañaverales, eran tiempos del terror de la policía colorá y sus paramilitares.

Tiempos de intolerantes generales todo poderosos.

Eran tiempos en que en muchas ocasiones la militancia izquierdista para preservar su vida andaba armada, supe luego, que un día el Tío Julio andaba armado y que la Abuela tomó el arma y la echó a la letrina.

Muchos jóvenes optaron por luchar por un nuevo amanecer en RD, las cárceles estaban repletas de ellos,  al tío Julio le salió muerte, no se sabe si la mar fue su tumba, nunca se supo donde estuvo o está su cuerpo.

Las desapariciones dejan una nebulosa de dolor, de espera al que no ha de llegar, de impotencia, de incertidumbre, una crueldad.

Tío Julio hoy día de los desaparecidos te recuerdo.

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