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¿Es mi municipio resilente a los desastres?

"Ecológicamente hablando, la resiliencia es la capacidad de las comunidades de soportar, adaptarse y recuperarse a perturbaciones ambientales adquiriendo nuevas herramientas".

Para que una ciudad sea resiliente a los desastres la población debe residir en viviendas y barrios que cuenten con servicios e infraestructura adecuados, que cumplan con códigos de construcción razonables y en la que no existan asentamientos informales ubicados en llanuras aluviales o pendientes escarpadas debido a la falta de otro terreno disponible. El gobierno local debe ser Incluyente, competente y responsable que vele por una urbanización sostenible y destine los recursos necesarios para desarrollar capacidades a fin de asegurar la gestión y la organización de la ciudad antes, durante y después de una amenaza natural o inducidas por el hombre.

Una ciudad resiliente a los desastres, es aquella en que las autoridades locales y la población comprenden sus amenazas, y crean una base de información local compartida sobre las pérdidas asociadas a la ocurrencia de desastres, las amenazas y los riesgos, y sobre quién está expuesto y  quién es vulnerable. Es una ciudad en la que las personas están empoderadas para participar, decidir y planificar su ciudad conjuntamente con las autoridades locales; y valoran el conocimiento, las capacidades y los recursos locales autóctonos. Es la ciudad, municipio o comunidad que ha tomado medidas para anticiparse a los desastres y mitigar su impacto, mediante el uso de tecnologías de monitoreo y alerta temprana para proteger las infraestructuras, los activos y los integrantes de la comunidad, incluyendo sus casas y bienes, el patrimonio cultural y la riqueza medioambiental y económica. Además, es capaz de minimizar las pérdidas físicas y sociales derivadas de fenómenos meteorológicos extremos, terremotos u otras amenazas naturales o inducidas por el hombre.

Es una ciudad, municipio o comunidad capaz de responder e implementar estrategias inmediatas de recuperación y restaurar rápidamente los servicios básicos necesarios para reanudar la actividad social, institucional y económica tras un desastre. Las autoridades municipales, comprenden que la mayoría de los puntos anteriores también son primordiales para desarrollar una mayor resiliencia a las repercusiones medioambientales negativas, incluyendo el cambio climático, y para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El aumento de la resiliencia de las naciones y las comunidades ante los desastres (Marco de Acción de Hyogo, MAH),  es una agenda y campañas mundiales para desarrollar naciones y comunidades resilientes, fue aprobado por los Estados miembros de las Naciones Unidas en 2005, y desde entonces ha servido de guía para las políticas nacionales y las organizaciones internacionales en sus esfuerzos por reducir substancialmente las pérdidas ocasionadas por las amenazas naturales. Este marco de acción es completo y aborda la función de los estados y de las organizaciones regionales e internacionales de hacer un llamado a la sociedad civil, representantes del ámbito académico, organizaciones de voluntarios y sector privado para que aúnen esfuerzos en este sentido.

Promueve la descentralización de la autoridad y de los recursos para impulsar la reducción del riesgo de desastres a nivel local.  El resultado que pretende alcanzar el Marco de Acción de Hyogo es reducir significativamente las pérdidas causadas por los desastres, en términos de vidas y bienes sociales, económicos y ambientales y entre otros aspectos, insta a las comunidades, municipios y países a modernizar y armonizar sus legislaciones existentes en materia de desastres de acuerdo con los nuevos avances conceptuales de la gestión de riesgos. El MAH cuenta con cinco prioridades son:

1. Desarrollar capacidad institucional: Garantizar que la reducción del riesgo de desastres sea una prioridad nacional y local que cuenta con una sólida base institucional para su aplicación.

2. Conocer sus riesgos: Identificar, evaluar y monitorear los riesgos de desastre y mejorar los sistemas de alerta temprana.

3. Incentivar la comprensión y la concientización pública: Haciendo uso del conocimiento, la innovación y la educación, incentivar una cultura de seguridad y resiliencia en todos los niveles.

4. Reducir el riesgo: Reducir los factores básicos de riesgo a través de medidas de planificación territorial, ambiental, social y económica.

5. Prepararse y estar listo para actuar: Fortalecer la preparación en caso de desastre para asegurar una respuesta eficaz en todos los niveles.

No existe lo que se conoce como "Desastres Naturales". Las amenazas naturales (inundaciones, terremotos, deslizamientos y tormentas) se convierten en desastres como resultado de la vulnerabilidad y la exposición humana y de la sociedad, las cuales se pueden abordar mediante políticas y acciones decisivas y la participación activa de las partes interesadas locales. La reducción del riesgo de desastres es una inversión sin remordimientos que protege la vida, las propiedades, los medios de sustento, las escuelas, los negocios y el  empleo.  Muchas son las razones que tienen los alcaldes o los municipios para dar prioridad a la resiliencia dentro de su agenda política y de desarrollo sostenible.

Para los líderes del gobierno local, la reducción del riesgo de desastres puede ser una oportunidad de dejar un legado, poniendo atención a la protección, se mejorarían las condiciones socioeconómicas y medioambientales, incluyendo la lucha contra las variables futuras del cambio climático, y la comunidad resultaría más próspera y segura que antes.

Las ventajas que tendrían los líderes del gobierno local serian:

Un legado de liderazgo

·      Fortalecimiento de la confianza y legitimidad de la autoridad y las estructuras políticas locales.

·      Oportunidades para descentralizar las competencias y optimizar los recursos.

·      Conformidad con los patrones y prácticas internacionales.

Beneficios sociales y humanos

·      Protección de vidas y propiedades en caso de desastres o situaciones de emergencia, con una considerable reducción del número de víctimas mortales y heridos graves

·       Participación ciudadana activa y una plataforma para el desarrollo local.

·      Protección de los logros alcanzados en la comunidad y del patrimonio cultural, empleando menos recursos urbanos para la recuperación y respuesta ante el desastre.

Los enfoques realmente participativos brindan la oportunidad de aumentar el número de iniciativas locales innovadoras para desarrollar resiliencia. Un factor importante es la relación entre el gobierno municipal y aquellos dentro de su jurisdicción que son más vulnerables ante el peligro, con una respuesta clara y directa a las prioridades de la comunidad.

Desarrollo económico y creación de empleo

·      La confianza de los inversores, previendo que habrá menos pérdidas en caso de desastre, con lleva a una mayor inversión privada en casas, edificios y otras propiedades que respetan los estándares de seguridad.

·      Mayor inversión de capitales en infraestructura, incluyendo el reforzamiento, la renovación y el reemplazo.

·      Aumento de la base imponible, las oportunidades de negocio, el crecimiento económico y el empleo y a que ciudades más seguras y mejor gobernadas atraen mayor inversión.

Comunidades más habitables

·      Ecosistemas equilibrados que fomentan servicios como el agua potable y las actividades de ocio y los que disminuyen la contaminación.

·      Una mejor educación en escuelas más seguras y mejores niveles de salud y bienestar general.

·      Ciudades interrelacionadas que cuentan con destrezas y recursos nacionales e internacionales.

·      El acceso a una red cada vez más extensa de ciudades y socios participantes comprometidos con la campaña de generar resiliencia en caso de desastres con quienes poder compartir buenas prácticas, herramientas y destrezas.

·      Una base ampliada de conocimientos y ciudadanos mejor informados.

Un ejemplo de lo anterior lo vemos con el Alcalde de Venecia, Giorgio Orsoni, quien toma muy en serio su rol de custodio de una de las atracciones culturales más grandes del mundo, y por consiguiente del empleo y los negocios que genera. Aproximadamente 20 millones de turistas recorren las calles de Venecia y navegan por sus canales cada año. La ciudad se encuentra al nivel del mar y cualquier cambio en el nivel deja a la ciudad expuesta a inundaciones, poniendo así en peligro el patrimonio artístico y cultural de esta ciudad de 1,000 años de antigüedad y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Aunque parezca ser un problema que sólo concierne a Venecia, en muchos aspectos es un problema relacionado con el cambio climático y la subida del nivel del mar de manera general.

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