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Santiago Oeste: Riesgosa tendencia de municipalización barrial

Recientemente la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que busca convertir el barrio de Cienfuegos en el municipio Santiago Oeste. En República Dominicana existe un antecedente de segregación municipal similar a lo ocurrido con Cienfuegos. En el año 2004 el barrio Los Mulos del municipio de La Romana fue convertido en el municipio de Villa Hermosa, mediante la Ley 201-04. Posteriormente en el año 2006, mediante la Ley 145-06, fue convertido en municipio el barrio de Puñal en Santiago. En el año 2006 no se había aprobado la Ley 176-07 del Distrito Nacional y de los Municipios, con la cual se establecieron criterios para la creación, segregación y fusión de entidades territoriales.

 

El barrio es una construcción social e histórica. El municipio es una categoría territorial, política y administrativa. Ambos escenarios confluyen en la naturaleza de ser asentamiento humano. Esta construcción (el barrio) y esta categoría (el municipio) tienen que preservar su configuración socio-política, cultural y económica. El barrio es construcción popular, el municipio es una construcción legal configurada por distritos municipales, secciones y parajes.

La segregación del barrio de Cienfuegos y sectores aledaños del municipio de Santiago marca una tendencia que pone el ascua o incentivo para marcar una amplia corriente de convertir barrios o grupos de barrios en municipios. Ayer fueron los barrios Los Mulos (La Romana) y Puñal (Santiago), hoy es Cienfuegos, mañana será Gurabo, Pekín y La Yaguita de Pastor en Santiago. También los residentes en barrios emblemáticos como Capotillo, Villa Juana, Villa Consuelo y Villa Francisca podrían reivindicar que sea modificada la Constitución y luego aprobar una ley para permitir que el Distrito Nacional sea deshuesado.

La demanda de los pobladores de Cienfuegos en el fondo es justa, el medio o canal para alcanzar el objetivo de desarrollo es irracional. Las prácticas, experiencias y los registros estadísticos muestran que las creaciones de más municipios no han impactado en la democracia y la descentralización participativa de los nuevos ayuntamientos o juntas de distritos municipales. Más bien han creado una nueva élite económica que limita el avance del liderazgo político local. La cultura política clientelista, el bajo nivel de transparencia, el reparto de los bienes públicos, el autoritarismo y el patrimonialismo se trasladan desde los municipios que han sufrido el desprendimiento a los nuevos o que han sido creados. El barrio sigue su dinámica y las nuevas autoridades municipales inyectan sus prácticas no institucionales en los nuevos municipios. No hay que llamarse a engaño.

La demanda del barrio de Cienfuegos, o de sus núcleos de barrios, tiene que tener un enfoque radical donde se reivindique que el Ayuntamiento de Santiago invierta lo que corresponde según su población. Reivindicar que se estructure democráticamente la Delegación Barrial. Que esta Delegación sea estructurada con participación de las organizaciones sociales. Que el Ayuntamiento de Santiago instale las oficinas de la Delegación Barrial a través de concursos públicos, donde tengan derecho a participar todos los ciudadanos aptos y que residen en Cienfuegos. Que el presupuesto que corresponde a Cienfuegos, según su población, sea definido por esa Delegación Barrial mediante un plan de desarrollo, y que el alcalde respete lo decidido por la población. Es una oportunidad para el alcalde y los santiagueros, lo contrario llevaría a justificar más que Cienfuegos sea convertido en municipio. El alcalde, los políticos y la ciudadanía de Santiago pierden más por lo menos, sino democratizan la gestión municipal. No sólo con el discurso y las teorías, es con decisiones y prácticas. La descentralización del poder político, económico, financiero e institucional conduce a la gobernabilidad y concertación entre todos los actores.

El Ayuntamiento de Santiago no debe gestionar desde su centralidad. Tiene que dejar que la gente lo haga desde la comunidad. Una democracia protagónica implica transferencia de poder económico, político y social desde el nivel central hasta los niveles inferiores de los territorios y los barrios. Hay que aprender de la experiencia de Montevideo (Uruguay), donde los barrios gestionan asuntos públicos. Mandar desde el centro de Santiago sin participación social de la gente de Cienfuegos tiene un efecto de inconformidad, insatisfacción política y espíritu de exclusión social. La Delegación Barrial marcada en la Ley 176-07 del Distrito Nacional y de los Municipios puede ser una vía de transferencia de poder. Una delegación barrial creada bajo el influjo e impulso popular, no del reparto tradicional de las cosas públicas.

Las organizaciones sociales de Cienfuegos, donde hay mucha gente seria y honesta, harían mal con promover que la legislación municipal sea violada. El proyecto de ley aprobado violenta de manera espantosa el Art. 27 de la Ley 176-07 del Distrito Nacional y de los Municipios. Ese proyecto es una aberración, un engaño, una estafa y un absurdo jurídico. Cienfuegos no se anexa a otro territorio, no es distrito municipal, no ha habido fusión de dos o más municipios en uno solo y no se ha realizado encuesta a la población de Santiago, la afectada, para conocer si está o no de acuerdo con la segregación municipal. Al liderazgo socialmente comprometido con causas democráticas no le luce apoyar este tipo de iniciativa, que a fin de cuenta a quien va a favorecer, políticamente, es a los mismos actores del sistema político, los cuales no se diferencian del resto del país.

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