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"Yo soy la salsa" es buena, y pudo ser mejor

Manuel Villalona, como director, logra su mejor obra, transmite emoción, historia musical y un homenaje de justicia. Algo no funcionó con la parte de ficción.

Con buen diseño de imagen y universo sonoro, en Yo soy la salsa se destaca la masterización de la música, fundamental para un proyecto a un creador del nivel de Johnny Pacheco, quien no pudo contener las lágrimas al presenciar Yo soy la salsa. Ese y no otro es el es el mejor reconocimiento a la labor de este joven director de Villalona, quien establece ahora un sinónimo de respeto en el ambiente fílmico dominicano.

Yo soy la salsa es justicia y emoción desde un docu-drama que llega a cines el jueves 30 cuando, gracias a la fuerza popular del ritmo que comporta, el embrujo del movimiento de la salsa que lanzaron Johnny Pacheco y Jerry Masucci, por la fuerza de la moda retro y por la validez y vida artística de quienes le acompañaron en aquellos conciertos más propios de una estructura social, que de una moda rítmica de circunstancia montada en el rictus de la conga, la flauta y las voces penetrantes e inolvidables de sus intérpretes.

La no conexión entre documental y ficción arroja una sensación de excelencia interrupta, que no será tomada en cuenta por el público, entregado al furor de la música tropical y a la obra de un pepinero de Santiago que ahora (hace unos años) es apenas recién descubierto por las actuales generaciones

Yo soy la salsa, acertadamente seleccionada como película de apertura del V Festival Internacional de Cine Fine Arts, es un trabajo que crea un precedente para la pantalla de los cines comerciales, teniendo como referencia el documental menos conocido y vendido  de René Fortunato (Caribe), es inusual por su tema, sus manejo de contenidos de archivo y actuales y su técnica, que resume el tremendo logro de Villalona, sobre cuya figura de joven mulato, se habrán de posar muchos focos de producción futura, sobre todo en la línea del documental musical, aun cuando debe evitar el encasillamiento en el género. Es bueno. Tiene consistencia, sabe lo que busca aun cuando pierda parte de la intención en el intento.

Nadie tenga dudas del precedente que como género fílmico ofrece Yo soy la Salsa (Manuel Villalona, Charanga Films), ni del éxito que está llamado a tener este trabajo audiovisual, que clasificado correctamente, debe ser considerado como un documental con algunas inserciones  simbólicas de ficción, no tan afortunadas como debió haber sido.

El director

Villalona, joven director nativo de Santiago y con estudios de cine en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, sale a buen camino en este proyecto su encargo de mayor responsabilidad, luego de haber sido productor en el 2010 de Big Band Núñez, evidenciando una preferencia y una actitud por la música en pantalla que lo diferencia, y al hacerlo logra el sentido de  homenaje casi épico al hombre-artista generador de un estremecimiento social latino.

Villalona inició su carrera asistiendo en dirección  en producciones considerables como The Lost City (Andy García, 2005),  y tuvo su experiencia dominicana con  La Maldición del Padre Cardona (Félix Germán (2005), deja sentir una mano experta en el manejo documental, a la que sólo le faltó una conexión mejor lograda con ficción, bien encanada por el joven actor Danilo Reynoso. Algo no funcionó en ese aspecto y fue un asunto no actoral sino de concepción es ese elemento. Su trabajo, que no es perfecto, es respetable y merece el encomio y la admiración por mostrar en este resultado, una muy digna producción que logra su objetivo y que llena de músicas y lágrimas el alma.

La producción maneja con limpieza la conexión de conciertos de archivo, con la filmación del concierto en el salón La Fiesta, del hotel Jaragua, en que se yuxtapone el mismo tema cantado en dos épocas y momentos distintos.

Los testimonios de los artistas de época: Cheo Feliciano, Pete Conde Rodríguez, Perico Ortiz, Rubén Blades, Roberto Roena (el más emotivo y a quien se le quiebra la  voz de emoción al referirse a Pachecho) Cuco Valoy, Ramón Orlando y Marc Anthony, quien revela cómo Pacheco le apoyó en los difíciles inicios de su carrera, son emotivos y de gran fuerza histórica.

FICHA TECNICA

Dirección Manuel Villalona

Producción: Charanga Films,

Patrocinio: Banreservas

Distribución: Caribbean Film Distribution

Productor ejecutivo Andrés Van der Horst

Guión: Enrique Soldevilla

Dirección musical de Ramón Orlando e Isidro Infante

Elenco:

Danilo Reynoso, (actor que representa a Pacheco), Testimonios y actuación musical: Ismael Miranda,Oscar de León, Cheo Feliciano, Milly Quezada, Amara la negra, Adalgisa Pantaleón, Alex Matos, Sexappeal, Michell, José Alberto (El Canario), Cuco Valoy, Mozart La Para, Cheo Feliciano, Roberto Roena, Rubén Blades.

SINOPSIS

Más que un género, la salsa fue un movimiento cultural que surgió en un momento de necesidad de fortalecimiento de la cultura latina y se propagó por el mundo con tal fuerza, que 50 años después sigue moviendo los pies de los bailadores en los rincones más inhóspitos del mundo. En el corazón del movimiento está la figura de Johnny Pacheco, quien conoceremos como uno de los grandes responsables del legado musical del género salsa.

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