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Miranda: ¿Diálogo o violencia?

Tomando como tema sinequanon algunos medios internacionales tienden a enfocar los conflictos generados entre el Poder Ejecutivo y una facción minoritaria de dirigentes "ecológicos y eclesiásticos" de República Dominicana, a raíz del veto a la Ley que exige convertir Loma Miranda en Parque Nacional.

Tácitamente y tomando como énfasis de prioridad el discurso agresivo y violento del padre Rogelio Cruz, principal vocero de la lucha sin cuartel e interesada contra Falcondo, también se ponen en la lista acusaciones en contra de personas, instituciones y medios de comunicación que abordan el tema mediante posiciones que no desbordan el quehacer periodístico con objetividad.

La agonía desconsiderada, exigente, agresiva, acusatoria y; en cierto modo perversa de algunos sectores incluyendo a políticos interesados que no han logrado cierto posicionamiento para ocupar una curul legislativa o municipal, no es más que una barrabasada que rompe todos los esquemas.

Que conste nunca he sido beneficiado a través de la política de Responsabilidad Social y de Relaciones Públicas de Falcondo, mucho menos conozco su presidente y demás ejecutivos, para que después los prolegómenos de la moral y la perversidad no me vengan con declaraciones acusatorias, mendaces y fuera de contexto.

El libre comercio y la inversión extranjera debe promoverse en el país, a fin de incentivar el empleo digno que precisamente no es lo que han tomado en cuenta quienes promueven el cierre definitivo de Falcondo y de toda empresa que incursiona en la industria de la minería responsable.

Los que abogan porque Loma Miranda sea convertida en Parque Nacional sin reunir las más mínimas condiciones, no han tomado en cuenta la grave crisis económica por la que está pasando la provincia Monseñor Nouel y la quiebra de decenas de negocios y empresas que se han sucedido tras el cierre de las operaciones de Falcondo.

Sin cuestionamientos a terceros, es posible que el padre Rogelio Cruz, dirija la lucha tenaz contra el desarrollo comercial, productivo y empresarial y la generación de empleos con cierto ímpetu favoritista del medio ambiente y los recursos naturales, pero "no son todos los que son, ni todos los que están", porque de ese grupo hay mucho busca vida que se enrolan en todos los movimientos de lucha, para luego convertirse en aves carroñeras y rufianes del chantaje.

La iglesia católica de la cual soy un fiel devoto fue creada para promover el bien, la paz y el desarrollo de los pueblos, a través de un discurso religioso concertador ante sus feligreses, no así para hacer llamamientos sistemáticos a la violencia y la desobediencia civil, abriendo caminos – Rogelio Cruz – para que la gente enfrente la situación de inconformidad que en la mente de este prodigioso sacerdote ha dejado el veto de la Ley, inconformidad que del todo no es cierta, porque la mayoría sí está de acuerdo con el desarrollo de la minería responsable en la República Dominicana.

"Recordar es vivir" y cuando los deslices se olvidan, también se comete el más vulgar de los errores, porque si mal no recuerdo, tras el veto de la demandada Ley sobre Miranda Parque Nacional, por el Poder Ejecutivo, con furia frente al Congreso, Rogelio Cruz cometió el error de llamar sus seguidores a romper vidrios en las calles, sin embargo en sus declaraciones a la BBC de Londres señala acremente que su movimiento "no tiene la menor tesitura de descomponer el país", lo que desborda totalmente su discurso de llamamiento constante a la violencia civil en las calles.

Viendo la demanda de empleos de diversos sectores, lo de Miranda es un escenario para sentarse a un dialogo franco y sincero entre el gobierno, la iglesia y los sectores interesados, con propuestas que llenen las expectativas del país, a fin de que se termine la campaña mediática y de descrédito puesta de manifiesto en los medios para que podamos salvaguardar la paz y la tranquilidad de los dominicanos.

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