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¿Hemos Avanzado?

"La respuesta lógica es: han avanzado algunos dominicanos, no la totalidad. Y es el caso que mientras no avance la totalidad del pueblo estaremos viviendo en el reino de la injusticia".

 

La pregunta que origina este título no es ningún ejercicio de creatividad de mi parte. Es un ejemplo académico de cómo hacer buen análisis de la historia social del pueblo dominicano, que nos regala el profesor Juan Bosch al explicar la situación de inamovilidad social que vivía el país para 1968. Y, lo hace tomando como parámetros los detalles de la situación de los habitantes de la parte Este de la isla de Santo Domingo trecientos años antes, en el siglo XVII, que va del año 1601 al 1700: "El país vegetaba en una miseria casi total... Lo mismo en la Capital que en último campo, la falta de dinero mantendría paralizada la vida económica...lo característico de este estado de cosas debió ser la inamovilidad social" dice.

Para el año 1968 en que empieza a publicar estas reflexiones con carácter político, Juan Bosch llega a construir una semiótica de los símbolos de esa inamovilidad en el siglo XVII; la que a veces puede movernos a engaño si tomamos los datos de los escasos hitos de fiesta en que el pueblo se expresaba por la llegada de El Situado. yo no recuerdo que Juan Bosch le regalara nada a ninguna persona que no fuera un libro, pues predicaba como el poeta que "...el hombre que inventó la caridad, inventó al pobre y le dio pan".

Con cierto nivel de tristeza refiere el fundador del PLD que El Situado de la gente en 1968 era la donación de comida que se hacía a través de la Alianza para el Progreso, que cuando desapareció se convirtió en la fundita balaguerísta, pero eso no podía ser mas triste que si lo viera hoy expresado en la semiótica de la cajita peledeísta. ¿Como es posible que un país que ostenta torres residenciales, carros de lujo, puertos de yates, donde se consume más whiskey y vinos extranjeros que en toda la región muera gente por recibir la basura que viene en una cajita?

Lo que nos enseña la historia del país es que cuando aprietan los niveles de injusticia que trae aparejada la inamovilidad, la tea de la revolución prende por donde menos se espera. Y los políticos que cegados por la arrogancia han descuidado estos aprendizajes han culminado en el zafacón de la historia.

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