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O se fue, o "lo fueron" Carlos Romero, lectura de un "éxito maquillado" en Sura Dominicana

Por Modesto Rodríguez. En la República Dominicana cuando relevan dramáticamente de un cargo a un funcionario ya sea público o privado dicen: "lo destutanaron". Eso traducido del "español dominicano" quiere decir que le dejaron sin cabeza administrativa, que le cancelaron o "lo botaron".

Lo sucedido al saliente presidente de la aseguradora Sura Dominicana, el señor Carlos Romero, es comparable con esta forma de pensar del dominicano: "lo botaron". Elegantemente se ha puesto a circular la versión de que cumplió los nueve años en el cargo tras lo cual, según se ha dicho, la casa matriz Sura, con sede en Colombia, acostumbra a rotar a sus ejecutivos. Será bueno observar eso mismo con otros ejecutivos de los países donde Sura tiene ejecutivos designados, que deberán estar al poco de cumplir los nueve años al frente de las empresas.

Si no ocurre la rotación con gerentes que también hayan cumplido los nueve años, entonces será fácil deducir que Carlos Romero fue relevado, no sólo por haber cumplido su calendario activo sino más bien por los escándalos que provocó en el mercado nacional del sector de los seguros, por la cadena de incumplimientos frente a los clientes de Sura Dominicana, tanto en el caso de siniestros como en los seguros de vida o de propiedad. Carlos Romero "lo fueron" o se tuvo que ir. Deja atrás una serie de situaciones conflictivas pendientes, muchas de ellas en los tribunales civiles, esperando fallo.

Uno de los casos más importantes y sonados de incumplimiento afecta a una compañía que resultó perjudicada hace 5 años por un siniestro y que, a causa del retraso de Sura en completar el pago total de la indemnización, se vio obligada a acudir a los tribunales a reclamar el pago de su póliza. Esta empresa está reclamando el pago de más de 900 millones, pero los daños peritados superaron los mil millones de pesos.

Las Pérdidas

Por los datos que pueden investigarse, se estableció que Romero, al frente de Sura Dominicana, lejos de tener una gerencia "exitosa" como alegan, lo que ha tenido es una gestión "desastrosa". A pesar de que Sura Dominicana haya acumulado pérdidas abismales por 322 millones de pesos en el periodo enero 2012 a septiembre 2015, el ya ex primer ejecutivo de la aseguradora anunció a su salida que Sura Dominicana creció un 122%. Vaya maquillaje ¡¡¡

No se entiende cómo se pueda alegar "éxitos" cuando, por encima de este legado de pérdidas financieras, la gestión de Romero deja la sede de Santo Domingo embargada por orden judicial, y un abrupto descenso en la participación de mercado de Sura, la cual cayó del 10.6% al 8.6% entre 2010 y 2015.

Y en buena lógica ¿quién va a confiar en una empresa que prefiere como cultura el impago a sus clientes y el litigio en los tribunales? Los escándalos en la prensa dominicana por estos reclamos de incumplimiento no pueden haberle hecho bien a una compañía de un sector tan sensible, que necesita consolidar la confianza; porque el seguro es confianza y responsabilidad de cara a los clientes.

Otro interrogante es si, tras su salida de Sura, Carlos Romero seguirá al frente de la Cámara Dominicana de Aseguradores y Reaseguradores (Cadoar). ¿Podrá mantenerse allí conservando su cargo?. Por otro lado, ¿Qué hará la Superintendencia de Seguros con las reclamaciones pendientes de cumplir por parte de Sura Dominicana y con las más que posibles sentencias a favor de los reclamantes que surjan de los tribunales?.

La calificación (+dom) que otorgó recientemente Fitch a Sura se puede considerar "peligrosa", porque si las pérdidas en un mercado donde apenas hay veinte empresas aseguradoras, y con un respaldo de su matriz Sura, no se explica cómo no se reflejaron las pérdidas de los 322 millones, la baja en un 20% de la participación en el mercado, el embargo al edificio principal por impago, las sospechas de grave iliquidez y las litis pendiente de fallo en los tribunales. Con todo y eso, Fitch le otorgó calificación (+dom), con lo cual habilita a la aseguradora para acudir al mercado internacional de capitales, con un bajo riesgo y posibilidades de pagar sus acreencias en el plazo negociado.

Por todo ello, la tarea de Carlos Alberto Ospina al frente de Sura Dominicana es un reto mayúsculo, porque lo primero que deberá recuperar no es el equilibrio financiero de Sura Dominicana, sino la confianza del mercado y de los clientes.

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