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La escuela como promotora de la gestión del riesgo de desastres

Con la vinculación o participación de las autoridades municipales, las instituciones de socorro y la comunidad, no solamente se puede enriquecer el contenido y práctica, y en consecuencia la calidad de la educación, sino que, además, las escuelas se pueden convertir en actoras y promotoras de la Gestión del Riego de Desastres en el territorio, en el cual se encuentran situadas.

Se han logrados avances significativos para la incorporación transversal de la educación ambiental (gestión del riesgo de desastre) en los planes de estudio de las instituciones educativas, no como una materia aislada, sino con el objetivo de articular las distintas asignaturas y actividades escolares para lograr los siguientes resultados u objetivos:

primero, objetivo general: Lograr una mayor comprensión por parte de las comunidades educativas, de las dinámicas naturales y sociales del territorio del cual forman parte. Este debe ser el punto de partida para que la educación prepare a los estudiantes para participar de manera eficaz, activa, proactiva y constructivas, con esas dinámicas naturales y sociales y para intervenir en las decisiones tendientes a solucionar algunos de los problemas que puedan afectar a las comunidades y a mejorar la calidad de vida de sus integrantes. Por eso la educación ambiental y la educación para la gestión del riesgo de desastres, no deben limitarse, si es que se están limitando, a las transferencias de una serie de conocimientos científicos y técnicos sobre recursos naturales y las amenazas de origen natural, sino que comprendan, además, temas como los derechos humanos y los valores para la convivencia en sociedad.

Dos, un objetivo específico: Preparar a las comunidades escolares con mira a evitar en lo posible la ocurrencia de desastres y emergencias y para que, en caso de que lleguen a ocurrir, las escuelas de nuestro municipio, estén preparadas para responder de manera oportunas y adecuadas y para reducir las pérdidas humanas y materiales que una situación de este tipo pueda producir. Sabemos que la educación moderna gira a través de  los ejes transversales, es decir que no se puede evocar como "materias" en el sentido convencional de la palabra, sino que deben de  una u otra manera influir sobre todas las materias y actividades del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Pero en la práctica, maestros y maestras se quejan de que tienen más vagones, en las aulas de clases, que el Metro de Santo Domingo. Esto se traduce en carga de trabajo adicionales, que lejos de mejorar, atenta contra la capacidad real de los docentes para acompañar humanamente a sus estudiantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje, por ende, contra la calidad integrar de la educación.

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