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Participación comunitaria en la gestión de riesgo de desastres

"El desarrollo de capacidades es una estrategia central para reducir los riesgos de desastres. El desarrollo de capacidades es necesario para construir y mantener las habilidades de las gentes, las organizaciones y las sociedades para manejar por sí mismas y de manera exitosa sus propios riesgos. Esto requiere no sólo la formación y asistencia técnica especializada, sino también el fortalecimiento de capacidades de las comunidades y las personas para reconocer y reducir los riesgos en sus localidades. Esto incluye: la transferencia de tecnología, intercambio de información, desarrollo de comités de emergencia, habilidades de gestión, vínculos profesionales y otros recursos. Este desarrollo de capacidades necesita ser sostenible a través de instituciones cuyos objetivos permanente sean apoyar el desarrollo y mantenimiento de tales capacidades".

Para que la reducción del riesgo de desastre sea efectiva requiere la participación de la comunidad. Esta  participación  debe ser en el diseño y ejecución de actividades para ayudar a garantizar que dichas actividades estén adaptadas a las vulnerabilidades y necesidades actuales de la población afecta. Esta participación informada, planificada y organizada, ayudará a evitar problemas y efectos secundarios cuando se produzcan los eventos adversos o peligrosos. De manera guiada alguna, de manera espontánea e instintiva la gran mayoría, millones de personas, familias y comunidades de América Latina y el Caribe practican diariamente aunque sea una mínima "Gestión de los Riesgos" con los que conviven, lo cual les permiten evitar que se conviertan en desastres.

Ciertos es que no pasa un solo día sin que ocurran en la región emergencias y desastres de distintas magnitudes, de los cuales solo algunos pocos trascienden a los medios de comunicación, pero también lo es que en lógica, cabría suponer que, dadas las condiciones de riesgo que afectan a las comunidades, debería haber muchos más desastres de los que suceden. Esta es la "prueba" de que el Germen de la Gestión del Riesgo de Desastres" está presente en las comunidades, incluso sin que se maneje el termino o concepto.

Hombres y mujeres cabezas de hogares; maestros y maestras de escuelas urbanas y rurales; periodistas de medios de comunicación radial y escrita; lideres y vecinos de barrios consolidados o de invasiones ilegales; desempleados o trabajadores informales; artesanos y pescadores; pequeños, medianos o grandes empresarios; policías de esquinas y funcionarios o trabajadores de instituciones públicas o de empresas privadas, en fin, todos los actores presentes en los municipios o provincias, de una u otra manera evalúan los restos a que deben exponerse como parte de su supervivencia cotidiana, esto es, realizan análisis conscientes o inconscientes de costo-beneficio y toman las medidas que consideran pertinentes y posibles para reducir esos riesgos de desastres y evitar que se conviertan en desastres colectivos o personales.

Este accionar comunitario o de los ciudadanos, es otra expresión del "Rebusque", del Chiripeo", del "Cachueleo", del "Hustling", del "Camaroneo", del Handgueo" y todos esas estrategias a que acuden las comunidades de menores ingresos para enfrentar los retos derivados de su interacción con un entorno cuyas dinámicas naturales, económicas o sociales muchas veces les resultan hostiles. La gran mayoría de las veces tienen éxito, por lo menos en el corto plazo y si bien no logran eliminar todos los riegos de desastre, por lo menos los evaden, transfieren o aplazan, y en algunas ocasiones pueden agravarlo, lo cual, por supuesto, constituye una consecuencia negativa de la lucha por la supervivencia.

Esta es una primera forma de participación comunitaria en la gestión del riesgo de desastres, seguramente la más extendida y sobre la cual se deben constituir las de más formas, por ejemplo: Las instituciones deben aprovechar y fortalecer los conocimientos, las experiencias, la creatividad, y la memoria individual y colectiva de  las poblaciones locales e intentando en todos los casos, reducir los riesgos de manera verdaderas y sostenibles, evitando siempre la creación de nuevos riesgos de desastre o el incremento de los ya existentes.

Otra Forma de participación comunitaria en la festión del riesgo de desastres, tiene lugar en los espacios formales, establecidos por la Ley 147-02 sobre Gestión de Riesgo (Comités Locales de Emergencia los hoy llamado Comité de PMR, Cruz Roja, Cuerpos de Bomberos Voluntarios;  Comités Barriales, Parroquiales, Escolares, Universitarios, etc.) para que las comunidades intervengan organizadamente en la prevención, mitigación, socorro y rehabilitación de emergencia o desastres.

También  están los  que entran a asumir un papel fundamental en la gestión del riesgo, (Las Autoridades Municipales) o mejor dicho los mismos "Actores del Desarrollo" o sea, los encargados de planificar, promover y ejecutar proyectos productivos urbanos y rurales, obras de infraestructuras, servicios públicos, educación, salud, recreación, comunicación social y en general, todas aquellas actividades tendiente a mejorar la calidad de vida, la competitividad y el desarrollo del municipio, comunidad, comarca, población o sociedad. A esta categorías de "Actores del Desarrollo" también pertenecen las instituciones académicas, culturales, científicas y tecnológicas, ya que son unas de las responsables de la generación y reproducción del conocimiento que permite oriental el desarrollo de una sociedad por el camino adecuado; y pertenecen también, Los medios de comunicación y por supuesto, la comunidad en general a través de sus organizaciones o como simple ciudadano y ciudadana.

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