Apuesto al cacao

En el 2013 empeñé mi casa en Marietta, Georgia, para comprar las primeras siete secadoras de tal forma que las pudiera instalar antes de la cosecha del 2014. La penúltima secadora la vendí justo llegando el barco al Puerto de Haina en la República Dominicana. La primera la instalamos bajo lluvia y de noche a un cliente en Hato Mayor a quien en el 2022 le secamos 26,000 quintales sin cobrarle un centavo; en un acto de solidaridad por el paso del huracán Fiona.

Durante años, nuestro equipo, dirigido por el maestro universitario Jerinerdo Suriel recorrió el país entero, enseñando abiertamente a todo el que nos abría sus puertas sobre el método de prevenir el daño de su cacao. En una verdadera labor de altruismo más que económica. Nuestra gran satisfacción hoy día es saber que nuestro país aprovechará todo el cacao que pueda producir cuando por las exportaciones de cacao serán mayor que las exportaciones de la industria azucarera; la primera vez que esto sucedió fue en el 1907.

Según Frank Moya Pons en su libro “Historia del Caribe”, en el 1635 se exportaron desde Santo Domingo las primeras 675 libras de cacao a Sevilla; para 1650 solo unas 50 familias cultivaban cacao. En el 2024, solo Conacado congrega a miles de productores; esperamos que este año puedan saldar todas sus deudas con el Banco Agrícola.

Para que tenga una idea de la magnitud de la dicha de nuestro país: un grano de cacao seco pesa 1 gramo. El precio de una tonelada métrica de cacao seco está alcanzando los diez mil dólares. O sea, el salario mínimo mensual equivale a la cosecha de 10 matas de cacao.

Celebro con mi taza de chocolate puro por un 2024 bien merecido para quienes supimos apostar.

 

Marzo 26, 2024