Concepción Bona, heroína nacional. Un bicentenario olvidado
- Escrito por Ylonka Nacidit Perdomo
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En este bohío de madera y techado de palma vivía la señorita [María de la] Concepción Bona Hernández, al lado de la vivienda del prócer Pedro Alejandro Pina, es decir, como consigna el historiador Manuel A. Machado en «la esquina suroeste del cruce de la calle Palo Hincado y 27 de febrero (hoy El Conde)».
Había nacido Concepción el 6 de diciembre de 1824. En este 2024 ha sido el Bicentenario de su nacimiento y, en la República Dominicana —país que la reconoce por haber confeccionado «la primera bandera dominicana»— la cual se izó la madrugada del 28 de febrero de 1844 en el Baluarte olvidaron todos los organismos oficiales del Estado este hecho de gran valía y trascendencia histórica. ¡Claro no era un hombre! — entonces para qué recordarla (dirían ellos).
He podido tener (¡al fin!) esta fotografía aparecida en la revista «Blanco y Negro», No. 36 de 1909 —edición que está incompleta en el Archivo General de la Nación— de este bohío (de su familia), al cual hace alusión don Vetilio Alfau Durán en su Opúsculo «Mujeres de la Independencia» (CT: Editorial La Opinión, 1945): 55.
Confeccionada, bordada o hilvanados los telares para hacer la Bandera Nacional, a sus 19 años (en su domicilio frente al portal de El Conde), de acuerdo a la tradición, lo cierto es que, al parecer los bicentenarios de las mujeres dominicanas —que hicieron hazañas— no se toman en cuenta; son desdeñados.
La conmemoración de 200 años del nacimiento de una Heroína Nacional es un acontecimiento trascendental que atañe al Estado que debe de hacer énfasis en la promoción, divulgación y difusión de su vida y de sus aportes. Es actuar con cierta filosofía política para procurar un magno objetivo: preservar su memoria, darle una magnitud espiritual en el colectivo social que somos, enfatizar en el significado de lo qué es el compromiso con la patria y convocar a una masiva y vasta campaña (a nivel nacional) de conocimiento sobre el entorno histórico en el cual actuó.
Sea la gloria de la eternidad para Concepción Bona, y que no esté sólo plasmada en un óleo alusivo a ella, colgado en un despacho.