Es una manera de recordar y honrar en función de valores de mayor relieve para la posteridad.

En República Dominicana se ha insistido en recordar a Duarte, el fundador de la República, como un anciano, como una persona entrada en edad, cuando sus acciones independentistas las realizó cuando tenía entre 25 y 31 años de edad, es decir, en plena juventud.

Ahora que el Presidente Danilo Medina ha declarado el 2013, como "Año del Bicentenario del Natalicio de Juan Pablo Duarte" es el momento propicio para cambiar la imagen de Duarte, el anciano, por un Duare más jóven, como fue el que concibió nuestra independencia.

Hay que bajar a Duarte del altar petrificado en que lo han colocado por décadas, y juntarlo con la gente común, en proceso pleno de lucha por el mejoramiento de sus condiciones de vida y en búsqueda de la libertad.

La comisión designada por nuestro Presidente para organizar las actividades de estas conmemoraciones duartianas, dentro de las que figura José Antonio Rodríguez, Ministro de Cultura, debería crear concursos iconográficos e investigaciones para cambiar la imagen gráfica de nuestro patricio, puesto que las que aparecen en los museos, monedas y todo tipo de medio. no son las más representativias en el plano histórico ni en el simbólico.

Una buena oportunidad para tener una imagen de Duarte fresca y juvenil, que mejor lo represente.

Esta es una necesidad nacional.