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Alianza Estrategia entre gobiernos locales y comunidades turísticas

Palabras de Johnny Jones, quien dictó una charla con el Tema "Alianza Estrategia entre gobiernos locales y comunidades turísticas" a los alcaldes y directores municipales de Puerto Plata el viernes 1ro. de marzo de 2013, organizado por la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Sosúa y Cabarete, con el apoyo de la gobernación provincial.

 

Buenas tardes, apreciadas y apreciados concurrentes a esta jornada de estímulo y apoyo a nuestra industria turística, eslabón fundamental de nuestra economía y en consecuencia, del desarrollo de nuestro país.

Nos hemos reunido en este bello y evocador municipio de Sosúa, lugar por donde entró el turismo a la República Dominicana, a escudriñar en los aciertos logrados que desde entonces catapultaron esta formidable industria, y que es necesario aprender de sus triunfos y sus desvíos para con renovados bríos dar nuevos pasos hacia adelante y avanzar aún más.

Hay que recordar que desde tiempos inmemoriales, allá cuando llegaron a estos parajes, entonces vírgenes, las naos de los conquistadores, comenzó lo que a finales del Siglo XX se convertiría en la llegada masiva de visitantes de todo el mundo que busca sol, arena y cocoteros.

Aquí, en estas tierras con sabor bucólico, encontraron paz, gente amable y bellas historias, muchas fruto de la fértil imaginación de nuestro pueblo, de piratas y corsarios, y porque no, de nuestras herencias Taína, Europea y negroide llegada del África. Toda esa mezcla inusitada que dio origen a uno de los pueblos más alegre y comunicador del mundo.

Nuestras comidas y bebidas espirituosas, nuestra música y la cadencia de nuestras caderas, sumadas al sazón de nuestra locuacidad, a veces intrascendente pero siempre agradable, se convirtieron en el imán que atrajo y atrae multitudes.

Pero no todo ha sido "arena", también  hubo sus "motas de cal". Esas fallas que se creyeron insignificantes, por momento parecía que se convertían en "bolas de nieve". Y todos conocemos las consecuencias.

Pero no es el propósito de estas modestas palabras derramar lágrimas en terreno infértil, no actuaremos como boabdil el príncipe moro, que cuando cayó el reino de Granada en manos de los cristianos, concretamente bajo la égida de los reyes católicos, su madre, la begum, le dijo: "no llores como mujer lo que no supiste defender como hombre".

Y no me estoy prestando al malentendido discriminatorio hacia las mujeres, soy padre de siete hembras y a la sombra de mi madre, mi esposa y mis hijas, he aprendido a respetarlas y a reconocerlas en su justa dimensión, simplemente traje a colación esa expresión histórica, porque la misma es suficientemente ilustrativa.

Este no es momento ni el escenario para lamentos, estamos aquí en busca de encontrar todos los caminos que nos conduzcan a las avenencias necesarias para aunar fuerzas, tanto empresarial como de la autoridad municipal, la población civil y el Gobierno Central, y así lograr impulsar un turismo sostenible para bien de todos, empresarios, municipios y pueblo en general.

Podrán existir muchos planes, y de hecho existen, con el propósito de contribuir a la recuperación del desarrollo turístico de esta zona, ninguno es desdeñable. Sin embargo, el eslabón fundamental de esos esfuerzos es la armonía de empresarios y municipios representados por sus autoridades.

La dispersión de esfuerzos es mala consejera, la incapacidad de objetivos comunes destruye, el egoísmo pretensioso de protagonismos imposibles nos hacen sucumbir.

Solo unidos, y siempre unidos, se podrá arribar a los propósitos no solo comunes, sino necesarios para lograr objetivos positivos, Fuera de ahí, toda intención es vacua, sin capacidad alguna y proclive al fracaso. La historia reciente es tozuda y así lo demuestra.

Los gobiernos locales y los sectores empresariales que concurren en el Turismo, han entendido de manera cabal la importancia de hacer una alianza estratégica que le permita a la Republica Dominicana encumbrarse con objetivos claros y definidos.

Sí, así lo creo, y más aún, así lo quiero creer.

Decía alguien, con razón o sin ella, que "las personas que viven en las islas ven el mundo desde el fondo de un pozo y creen que el universo es de ese tamaño".

Si extrapolamos esa afirmación al mundo del turismo tendríamos consecuencias desoladoras, ojalá ese no sea nuestro caso, y en el supuesto de que suframos algún grado de este mal, que lo sufrimos, actuemos rápidamente conscientes de que nos afecta y que es necesario ponerle freno con el esfuerzo de todos.

Resulta que pudiéramos pensar que estamos solos en el  mundo, que este es el único lugar donde se hace turismo, que no importa nuestro comportamiento porque somos un "mercado cautivo" al que hay que visitar de manera obligada.

Que solo en nuestra amada patria existen las bondades con que nos ha premiado la naturaleza: Sol, arena, mar, playas, montañas, gente hospitalaria, música, alegría y esa canasta de cosas que caracterizan nuestra tierra y nuestra gente.

Sin embargo, en muchos otros lugares del planeta existen atracciones que compiten con las nuestras. Unas de iguales condiciones climáticas y humanas, otras con características distintas, pero bien apreciadas por el mercado turístico, que pudieran competir a favor de ellos y detrimento nuestro.

El secreto está en la calidad de lo que ofertamos, en cómo logramos que nuestros visitantes se encuentren entre nosotros mejor que en cualquier lugar de descanso, esparcimiento y ocio.

Ése es nuestro gran desafío.

El escenario de nuestros desafíos abarca una cadena amplia y compleja de situaciones que resultan desagradables a nuestros visitantes.

En esta apretada participación señalaré algunas a suerte de enunciados, y que en modo alguno son limitativas:

·      El acoso:

Mal endémico y generalizado en la mayoría de nuestras zonas turísticas, y con fuerza apabullante en la costa norte. Es innegable la cantidad de personas desvalidas, ancianas o en la edad de la niñez que deambula por los centros turísticos mendigando "unas cuantas monedas".

Esos males debemos corregirlos a toda costa porque nada como eso choca y aleja al visitante extranjero, que no lo tiene en su país, lo ignora o simplemente no es el propósito de su viaje.

Y no es que nos avergoncemos de nuestra pobreza, si no que la asumamos con dignidad;

·      Desechos Sólidos:

Aunque cada vez estamos tomando más conciencia de ese enorme problema cotidiano, aún no nos damos cuenta de la riqueza como "materia prima renovable" de valor incalculable, significan los desechos sólidos, un día no muy lejano comenzaremos a explotarlos debidamente, sacando de ellos valores que podrían suponerse como alicientes a la falta de "pozos de petróleo". Pero no es el tema del momento.

El tema del momento es mucho más modesto, se limita a que tengamos nuestras carreteras, calles, caminos y playas libres de desperdicios y que la disposición final se haga de la manera más correcta posible, que no existan esos vertederos que su fetidez se siente a kilómetros de distancia, y no hablemos del desagradable panorama que presentan.

·      Transporte, desorden en la circulación, vías intransitables y precios desorbitados:

Es innegable el caos y la anarquía que campean en el transporte, la circulación vehicular-peatonal y en la calidad de nuestras vías:

Vehículos en condiciones precarias, que rinden un servicio muy lejos de una calidad mínima, desvencijados, sin confort alguno y a precios que desbordan cualquier imaginación humana. Y lo grave es que esas tarifas astronómicas son esencialmente para el turista;

Los costes desorbitados van más allá del transporte, lo asumen incluso algunos que venden un simple coco de agua o una fruta cualquiera. Y mejor no imaginemos ni expongamos lo que sucede a otros niveles de las ofertas no solo circunstanciales;

El desorden en la circulación es antológico, es inimaginable que alguien sepa qué hacer en medio del tumulto de motores, voladoras, carros del transporte público, taxis, camiones, camionetas, venduteros, y porque no, vehículos privados. Esa situación es aún peor para el turista acostumbrado a otras conductas;

De las vías de comunicación ni hablar: Talleres y mercados improvisados en las vías públicas, vehículos de extracción animal, hoyos, falta de pavimentación y ni siquiera una miserable señalización. Así no se puede.

·      Medioambiente y agresión del entorno visual:

Quizás, por la exigente cotidianidad de nuestro diario vivir, no nos damos cuenta cómo degradamos y destruimos nuestro entorno: Se secan lagunas, arroyos y ríos, desaparecen bosques, alcanzamos a ver montañas otrora de un verde lujurioso, ahora cubiertas de un pajonsíllo amarillento, los manantiales, alegría de las travesuras de nuestra niñez, ya resulta extraño encontrarlos.

Además, lo que nos va quedando, aún bello, muchas veces es escondido por vallas muchas veces con anuncios desagradables, en fin, un sinnúmero de adefesios que obstaculizan el disfrute de la naturaleza.

·      La droga:

Esa plaga apocalíptica, que el espiral de su crecimiento rompió con las más pesimistas proyecciones. Su venta y consumo, con su secuela de males, se dimensiona cada día más. Crece de manera geométrica sin que aparentemente se vea su eliminación o control en el futuro próximo.

·      La delincuencia:

El cúmulo de inconductas que nos rodean es el caldo de cultivo de la delincuencia que nos arropa y tiende ahogarnos. Incluso, escenarios que parecían sagrados y que eran muro de contención de los más desaprensivos, hoy son violados con el mayor desparpajo. Nada ni nadie detiene la ola de delincuencia que crece cada vez con más fuerza.

·      La violencia:

La violencia cada día más descarada, en que los "perdonavidas campean por su respeto", en que el desarraigo familiar se asume como un hecho normal, donde la más execrable de las acciones humanas, la violencia familiar, es el pan de cada día, no es un escenario que nadie quiera visitar.

·      La prostitución:

Sería vano negar la presencia de la prostitución en todas sus manifestaciones, incluida la desgarradora prostitución infantil, que ha sido oferta fuerte y recurrente de algunos desaprensivos. Nada ha detenido a ciertos esperpentos humanos capaces de vender hasta sus hijas.

·      Inseguridad ciudadana generalizada:

Es el eslabón que cierra el círculo de males que nos agobia, todos tememos y aún más el turista, que un simple suceso lo dimensiona en función de la ausencia de esos hechos en su tierra natal.

Cada vez que un visitante extranjero es asaltado, timado o violentado, perdemos el potencial mensaje favorable que pudiera llevar a familiares, amigos y relacionados. Quien sabe cuántos turistas hemos perdido por esos hechos.

Realidad o percepción:

Cuanto he señalado no sale de mi imaginación y mucho menos es mi deseo. No, no quiero que sea así y ojalá que todo sea invención de algunos malvados que pretenden dañar estos dos paraísos: Sosúa y Cabarete, y más aún la Costa Norte en particular y el país en general.

Pero lo cierto es que se afirma que este es el escenario que se vive día a día en estas tierras bendecidas por Dios y a veces dañada por la irracionalidad de la mezquindad de los hombres.

No olvidemos que estamos en un mercado internacional sumamente competitivo, en que la lucha por segmentos del mismo se desborda y no tiene límites. Cuando se trata de destruir a la competencia, sobre todo si es de calidad exquisita como la nuestra, no hay mientes ni reparos y recurren a las indilgaciones más insensatas y descabelladas en que la ética no cuenta.

Gracias a Dios, ese no es nuestro proceder, aunque somos víctimas de esas campañas de descrédito, no la utilizamos contra nuestra concurrencia. Nuestra nobleza va más allá de todo interés mercurial.

Nuestro desafío es cambiar esa realidad o percepción, no importa si es verdad o mentira, o un poco de las dos cosas, el asunto es que nos ha afectado por largo tiempo y hay que frenar esa imagen para recuperarnos.

Estamos convencidos de que todos: Autoridades Nacionales, Autoridades Municipales, Empresariado y Pueblo en general, está en la disposición de hacerlo. Solo nos falta unir voluntades, ponernos metas y trazarnos una ruta crítica de acciones.

Esa ruta crítica, que ha de ser fruto de la reflexión, buena voluntad y acción de todos, pasa por algunos ejes transversales, entre otros, los siguientes:

1.   Que el Gobierno Central asuma las responsabilidades de lugar en la aplicación de políticas nacionales, para enfrentar las situaciones señaladas que le competen. Y más aún, que brinde todo el apoyo necesario a los entendidos a que arriben Gobiernos Locales y Empresariado Turístico para su puesta en práctica.

Que el Gobierno Central propulse la descentralización para que los Gobiernos Locales se fortalezcan y cumplan su rol cabalmente, que en ningún caso intente suplantarlos o asumir tareas o facultades propias de la municipalidad;

2.   Que el empresariado turístico entienda que tiene responsabilidades impositivas en los municipios que desarrollan sus actividades que deben honrar, que ese cumplimento derivará a Municipios más ordenados, limpios, seguros y hospitalarios. Lo que permitirá un escenario mucho más agradable para el turista.

Existen otras situaciones no previstas que para bien general, el empresariado podría contribuir a paliar, siempre en acuerdo armónico;

3.   Las autoridades municipales deben limitar sus demandas a lo que dice la ley y en ningún caso asfixiar a "la gallina de oro" que para estas regiones es el turismo.

Así mismo, acercarse a las organizaciones de la sociedad civil y al pueblo en general para juntos, pueblo y autoridades, solucionar muchas de las situaciones antes señaladas.

El Presidente Danilo Medina cada día más da muestras de su sincero interés de llevar a nuestra Nación hacia adelante, en su discurso en la Rendición de Cuentas en el Congreso Nacional lo mostró más que evidente, estoy convencido que todo lo que sea responsabilidad del Gobierno Central se cumplirá al pie de la letra, y el Turismo y la Municipalidad son objetivos de primerísima importancia para su Gobierno.

En cuanto a la Liga Municipal Dominicana y este servidor de ustedes, den por seguro que le brindaremos todo nuestro apoyo y que en cada ocasión responderemos a sus urgencias.

¡LLÁMENME!

MANOS A LA OBRA

DIOS LES BENDIGA A TODOS Y TODAS.

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