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"El futuro radica en las ciudades"

En el año 2002, los participantes de primer Foro Urbano Mundial, celebrado en Nairobi, llegaron a la conclusión  de que "el futuro radica en las ciudades". Una década después, el futuro indiscutiblemente ha llegado.

Más de la mitad de la población mundial viven en ciudades, y la urbanización esta incrementándose alrededor del mundo, convirtiendo a la vulnerabilidad ante el riesgo urbano en una característica fundamental de la realidad del Siglo XXI.

Esta tendencia demográfica ha motivado un cambio en la identificación de los lugares vulnerable que requieren de ayuda humanitaria, desde un entorno rural hacia uno urbano, al ver que el sufrimiento humano y la pobreza se incrementan y se concentran en las ciudades.

El patrón cambiante de vulnerabilidad y riesgo es hoy día una preocupación de espacial importancia en América, la región más urbanizada del mundo, con alrededor de un 80% de sus 556 millones de habitantes viviendo en ciudades y pueblos.

Se espera que en tan solo 15 años esta cifra ascienda al 85%, y según el Fondo de Población de la Naciones Unidas,  entre el 90 y el 95% de la población estará viviendo en ciudades para el 2050. Además, cerca del 37% de los residentes en ciudades hoy día en América viven en asentamientos irregulares.

Aunque se esta convirtiendo cada vez más en una preocupación prioritaria de la comunidad humanitaria y de desarrollo, los esfuerzos para manejar la creciente vulnerabilidad ante el riesgo urbano no han co-evolucionado al mimo ritmo que los desafíos exacerbados por la rápida urbanización y el crecimiento poblacional no planificado.

En 2010, la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja dedicó su publicación insignia anual "El informe Mundial sobre Desastres" al tema del riesgo urbano, e hizo un llamado a la acción concertada: -Antes que la marea de la urbanización nos haga perder pie, la comunidad humanitaria debe dar un giro de timón en su modo de proceder con esos grupos vulnerables ( los mil millones que  se calcula viven en  barrios marginales alrededor del mundo) y los gobiernos, que no escatiman esfuerzos para entender lo que está ocurriendo en sus ciudades y  a los que les resurta difícil otorgar los recursos necesarios para emprender la acción que conviene-.

La necesidad de ponerse al día en el abordaje de la vulnerabilidad ante las amenazas urbanas es crucial.

La Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja está asumiendo el desafío urbano en la Zona de América, lanzando cuatro aéreas temáticas de enfoque (Riesgo urbano, Migración, Cambio Climático y Violencia ) en la programación integrada de la zona para el próximo periodo de planificación de cuatro años (2012 a 2015).

Estos fenómenos no solo están agravando la exposición de comunidades pobres a las amenazas y los riesgos asociados por desastres y pandemias, sino también interactuando entre sí para general nuevas formas de vulnerabilidad y crisis, que aumentan la marginalización, el empobrecimiento y la inseguridad. La naturaleza compleja y el impacto potencialmente devastador de estas tendencias deben ser atendidos por medio de acciones concertadas y enfocadas, que involucren a las 35 Sociedades Nacionales Miembros, así como a los socios del Movimiento, colaboradores externos y gobiernos nacionales en todo el continente.

Está claro que abordar el riesgo urbano, así como las otras tendencias que actualmente dan forma al mundo , requiere no solo de un cambio de mentalidad , sino de una adaptación fundamental de nuestro trabajo, mientras la pobreza y la vulnerabilidad en el mundo se perciben históricamente como fenómenos naturales, el entorno urbano esta rápidamente ganado terreno, con la más rápida urbanización de la pobreza ocurriendo hoy día en América Latina, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 66% de los pobres de América Latina ahora residen en aéreas urbanas. Esta tendencia de urbanización y su impacto en el continente exigen una extensión del enfoque orientado a lo rural que se ha convertido en el epítome del trabajo de la comunidad humanitaria.

Ahora es necesario ampliar y adaptar el servicios humanitario, para poder manejar mejor las consecuencias de procesos como migración, el cambio climático y la violencia en aéreas urbanas, sin reducir o de ninguna manera restar importancia a nuestro trabajo continuo en aéreas rurales.

El cambiante mundo de las necesidades, vulnerabilidades y oportunidades también impulsan un desplazamiento desde la perspectiva de la "ciudad fracturada", que ha dominado la concepción urbana de América en el siglo XXI, hacia una perspectiva de sistema más holística. Las ciudades son unidades políticas, y a menudo contradictorios, brindándonos prosperidad a algunos habitantes mientras confía a otros los márgenes de la vulnerabilidad y del riesgo.

La historia de la vida, las dificultades y desafíos de vivir como ciudadanos de segunda en límites de los urbanos son una realidad precaria, arraigada acomplejas dinámicas urbanas. Solo enfocando la atención sobre la interacción de las diferentes dinámicas y procesos dentro de las ciudades podrán las organizaciones humanitarias contribuir  de manera efectiva al desarrollo humano, identificando manera de reducir los riesgos que frenan el progreso humano y confinan a grandes segmentos de la humanidad a vidas de pobrezas, exclusión e inseguridad.

El trabajo en el torno urbano debe apoyarse sobre la base del rol de desarrollo de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, específicamente sobre el servicio integrado  y  los tres pilares centrales: 1ro. Proporcionar servicios locales y nacionales que prevengan y reduzcan la vulnerabilidad 2do. Construir capacidades comunitarias y de la sociedad civil resilientes y 3ro. Crear mentalidades cambiantes que promuevan la transformación  personal y de la sociedad.

Empleando las tres aéreas de trabajo para abordar los contextos urbanos como espacio multifacéticos, que integran tendencia tanto positiva como negativo por medio de procesos simultáneos, incrementara las oportunidades de atacar las causas subyacentes de la vulnerabilidad urbana. Los enfoques integrados y colaborativos frente  a riesgo urbano, que incluyan diálogos interdisciplinarios y multisectoriales, serán más productivo.

El enfoque integrado para la prestación de servicios también contribuye a mejorar los esfuerzos en materia de desarrollo nacional sostenible, a través de la reducción de las pérdidas por desastres, a mejorar la salud de la población, y al incremento en la inclusión y al bienestar social. El riesgo urbano concierne a toda la humanidad y hacer frente a la vulnerabilidad ante las amanzana urbana en América es una necesidad urgente.

El desafío consiste en lograr que la creciente población urbana sea parte de la solución antes que del problema.

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